sábado, 10 de marzo de 2007

Sexto Sentido



¿Le ha pasado alguna vez que antes de que alguien vaya a hablar, ya sabe lo que va a decir? ¿Puede predecir frecuentemente las bromas que harán sus amistades? Enhorabuena, tiene usted muy desarrollada la empatía, la capacidad para conectar con los demás. Muchas veces sucede que una persona recién conocida provoca una vibración especial que le lleva a conectar rápidamente con ella. Hay personas que tienen una habilidad especial para “sintonizar” con los demás, para comprender mejor las emociones del prójimo. Son personas que provocan una “química” especial en los demás, porque tienen desarrollada su empatía.
Podría definirse básicamente la empatía como la capacidad de entender las emociones ajenas. Esta comprensión no se da de un modo racional, sino emocionalmente. Se trata de una capacidad más intuitiva que racional, que implica en gran medida a los propios sentimientos. Se trata de una habilidad innata de algunas personas, aunque puede desarrollarse en mayor o menor medida dependiendo de cómo se manifiesten las emociones.
¿Simpatía o empatía? Aunque tienen puntos en común, no conviene confundir la empatía con la simpatía. Mientras que la empatía es más emocional, la simpatía corresponde más al lado racional de la persona. Podría definirse como un proceso mental que permite conectar con lo que piensan los demás. Aunque comúnmente se utiliza con un sentido muy positivo, la simpatía no siempre es tan inofensiva como se la representa. Una persona puede ser simpática, es decir, conectar con lo que piensa otra, y tener actitudes hostiles, o utilizar esa conexión como forma de ataque.
La empatía, por su parte, tiene mucho que ver con la comunicación no verbal. Hay personas que no pueden expresar fácilmente lo que sienten con palabras, pero lo hacen muy bien usando los ojos, la expresión, los gestos o el tono de voz. Saber reconocer estas señales es una de las características principales de las personas que tienen bien desarrollada su empatía.
Conciencia y control Algunas profesiones que requieren estar ante el público, como la venta, la enseñanza o la medicina requieren personas con gran empatía. Salvo excepciones patológicas, todo el mundo la utiliza en mayor o menor medida, si bien hay personas que la tienen desarrollada de forma superior a la media.
Quienes entienden el lenguaje afectivo de los demás han desarrollado en gran medida dos características básicas de las personas empáticas: la conciencia de sí mismo y el autocontrol. Si no se pueden observar, comprender y manifestar equilibradamente las emociones propias, será imposible, evidentemente, comprender la sensibilidad, los sentimientos y las emociones de los demás.
Educar la empatía Una manifestación muy temprana de la empatía es la que se encuentra en los niños pequeños: cuando un niño oye el llanto de otro, empieza a su vez a llorar. Es un proceso de imitación que desaparece alrededor de los dos años, cuando el niño aprende a diferenciar el dolor ajeno del propio.
A partir de ese momento, la educación que dé al niño marcará definitivamente el desarrollo futuro de su nivel de empatía. Los pequeños pueden mostrarse muy conscientes de las emociones ajenas, o ignorarlas completamente. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, estas actitudes están estrechamente unidas con la educación adquirida.
Atención emocional Así, pequeñas cosas cotidianas como la respuesta de la familia cuando un niño pega a otro pueden cambiar enormemente la actitud del pequeño frente a las emociones ajenas: decirle "eso no se hace” creará una respuesta de indiferencia en el niño; sin embargo, hacerle ver que le ha hecho daño le ayudará a tomar conciencia de los demás.
De la misma forma, la falta de atención emocional en la familia puede tener un coste muy alto para la educación y el desarrollo del niño. Si los padres no muestran empatía cuando el niño se ríe, llora o manifiesta cualquier emoción, el niño dejará de expresar emociones, e incluso de sentirlas, pudiendo llegar a encerrarse en sí mismo, dando lugar a inadaptación y actitudes antisociales.

No hay comentarios: