sábado, 10 de marzo de 2007

La Muerte





La Muerte, a la que tanto se parece el Desdoblamiento para el individuo evolucionado y entrenado al desdoblamiento, es un paso de condición natural, exento de traumas y dolor, es necesario saber morir bien, tal como enseñan los Tibetanos, Maestros de este difícil arte y conservar siempre una conciencia clara de la que depende la claridad de vida futura.




Quién ya haya franqueado alguna vez el umbral del desdoblamiento, habrá superado la mitad del miedo a la Muerte, nos lo confirma la experiencia directa de aquellos que desdoblados de forma involuntaria durante un estado de coma, han regresado al mundo, cambiados , enriquecidos, con una Fe que no tenían, liberados para siempre de la angustia que inspira el último paso.



Casi todos los seres humanos que creen en el alma, como los que no creen en ella, han adquirido una mala costumbre, y es la de identificarse con el cuerpo.
El ser humano relativamente avanzado pronuncia palabras hermosas, se afirma que el cuerpo solo es una prenda, nos preocupamos quizás de nuestros propios pecados, pero para dejarlos pronto de lado, ya que en el fondo el problema de la muerte está todavía lejos, en cambio el problema real inmediato reside en el alimento diario para que el cuerpo no tenga hambre, en los medicamentos para que no tenga que soportar el dolor, o en la manta para que no tenga frió, esta es la realidad.



FREUD resume todo eso, en esa preocupación por hacer que el cuerpo se sienta bien, en ese deseo de acumular para un futuro incierto, en ese principio básico que es el instinto de conservación asociado al de continuación de la especie ligeramente secundario, al menos en el hombre seria el motor mismo de la existencia, una animalidad antipática de admitir a menudo bien disimulada detrás de justificaciones refinadas, obstrucciones mentales complejas, la realidad es que a todos nos gusta vivir, nos gusta comer, nos gusta vestirnos, movernos, tener relaciones sexuales.



La Muerte es o al menos parece ser, una experiencia nueva que da miedo, incluso a aquel que cree con certeza en el mas allá, o que tiene esperanza en la otra vida, el abandono del cuerpo que tanto se ha cuidado y cual uno no se ha confundido durante mucho tiempo constituye un trauma considerable en el doloroso momento de la separación, que se espera retrasar hasta el ultimo instante.



El Alma, o los cuerpos sutiles parten en una dirección extracorporal dejando la envoltura externa desprovista para siempre del alimento y del calor de la vida.
Librado de las angustias el cuerpo sutil va hacia la luz a los lugares que su propio pensamiento y su fe han creado para él.



La Muerte no es el peor de todos los males, declara con corazón el poeta, si reflexionamos no es tan siquiera un mal, la dama de la guadaña encarna un acontecimiento natural común a todas las especies dotadas de ese maravilloso "Quid" que llamamos vida y sin el cual la vida misma no seria posible.
Sin duda la desaparición de una persona querida es para un individuo corriente un episodio traumatizante, pero si este ultimo estuviera mas acostumbrado a los antiguos y profundos sentimientos tradicionales seria mas soportable.



Sin ir contra el Taoísmo, Budismo, Zen, o las Filosofías de la Reencarnación, recordemos antiguamente que la Muerte era considerada la continuación directa de la vida y por ejemplo los viejos campesinos la presentaban y la aceptaban sin terror, entonces acababa de tomar sus disposiciones con serenidad para asegurar la buena marcha de la vida familiar
Amantes más allá de la muerte


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